El siglo XIX no puede sostener los retos del siglo XXI
Miras la factura de la luz. Vuelve a subir. Otra vez. Te dicen que es por culpa de los picos de demanda, de las renovables, del calor, de la guerra… Pero nadie menciona lo más evidente:
Estamos usando un sistema de distribución eléctrica diseñado en el siglo XIX para alimentar un mundo digital, solar y descentralizado del siglo XXI.
Sí, tenemos placas solares en los tejados, coches eléctricos por las calles y apps que controlan nuestro consumo. Pero… ¿dónde está la red que debería sostener todo eso?
España ha multiplicado la generación renovable. El autoconsumo crece cada año. Ahora, miles de tejados producen electricidad. Pero la red que debería gestionar toda esa energía sigue pensada para una sola dirección: de la central a tu casa.
Eso, simplemente, ya no funciona.
Hoy los flujos son bidireccionales. Hay que gestionar microcortes, picos, descensos… Pero la red no está preparada. No hay automatización suficiente, ni inteligencia distribuida, ni protecciones adaptadas. Y la inestabilidad aumenta.
Y aquí viene la gran pregunta:
¿Dónde están los miles de millones que pagamos en impuestos verdes?
Ahora resulta que nos piden más dinero para que “el apagón no vuelva”.
Parece una broma de muy mal gusto.
¿Quién nos garantiza que ese nuevo incremento se usará correctamente?
¿O acabará, una vez más, en los bolsillos de los inversores de REE gracias a sus continuos repartos de dividendos?
A ti te piden que reduzcas el consumo, te llenan de tasas ambientales y te venden la sostenibilidad como un dogma. Pero mientras tanto…
La empresa encargada de la red sigue repartiendo dividendos, año tras año, sin invertir lo suficiente en modernizar lo que de verdad importa.
Tenemos una infraestructura anclada en el pasado, gestionando tecnologías del futuro. Y lo peor es que esto no solo es una mala gestión. Es una bomba de relojería para la estabilidad energética de todo el país.
La pregunta no es técnica. Es filosófica. ¿Por qué seguimos apostando por una distribución centralizada cuando el mundo se mueve hacia la descentralización?
Seguimos dependiendo de centros de control y macroinfraestructuras, cuando hoy podríamos empoderar cada barrio, cada hogar, cada comunidad energética.
Es hora de democratizar la energía y empoderar la descentralización.
Aunque eso suponga que algunos pocos ya no tengan el poder del “grifo”.
¿Crees que el sistema te facilita o te frena?
Me gustará leerte. Comparte tu experiencia.
Porque si no lo contamos nosotros, nadie va a mover un dedo.
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